Páginas del laboratorio
Hasta fines de los 80, el conocimiento sobre los problemas de contaminación acústica en Chile era escasísimo y, por lo tanto, su regulación era mínima y difícilmente aplicable. Hoy, el conocimiento es algo más extendido y la normativa ha evolucionado, pero aun no al nivel de poder sacar este tópico de la categoría de "tema emergente".
No obstante lo anterior, podernos decir que hay una gran diferencia en el contexto en que se desarrolla actualmente la discusión al respecto, comparado con dos décadas atrás: la creciente preocupación por este tema de parte de las autoridades - y también de la población - permite pensar con optimismo que se irán desarrollando soluciones técnicas y normativas que limiten el problema. De hecho, se están elaborando ya normas que están imponiendo nuevas condiciones acústicas tanto a fuentes fijas, tales como, actividades de la construcción y a fuentes móviles, tales como, vehículos livianos.
Primeros diagnósticos.
El tema de la acústica ambiental en el país se comenzó a estudiar en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile (USACH) hace unos 25 años, principalmente a través de proyectos de investigación, motivados por interés académico por el ruido ambiental. Producto de este interés se desarrollaron métodos de medición y experiencia en el tema, lo que permitió adjudicarse en 1987 el primer Estudio Base de Generación de Niveles de Ruido de Santiago. Este estudio - encargado por la Intendencia Metropolitana y financiado por el BID - era una de las sieteinvestigaciones identificadas por el gobierno como necesarias para un diagnóstico ambiental de la capital. La idea era realizar un diagnóstico temporal y espacial de los niveles de ruido habitualmente presentes, que permitiera pronunciarse sobre la existencia o no del problema de contaminación acústica en sectores urbanos de la Región Metropolitana y sus resultados no fueron muy alentadores:
De partida, se constata que el problema existe, detectando zonas con niveles muy altos y, paradojalmente, muchas de estas contenían actividades que requieren especialmente de silencio (escuelas bibliotecas, etc.)
Se constató también que, coincidente con las estadísticas mundiales, aquí también las principales fuentes de ruido provienen de los medios de transporte (vehículos, buses, Trenes, aviones, etc.), responsables aproximadamente de un 70% de la contaminación acústica.
Si bien el panorama de la acústica ambiental urbana de 1989 era muy negro, los problemas de la contaminación atmosférica, en primer lugar, y de la contaminación de las aguas, en segundo lugar, mostraban una gravedad mayor y concentraron la atención de las autoridades, quedando el tema en tercer lugar de las autoridades cuando se elaboró el Plan Maestro de de la Comisión Especial de Descontaminación de la Región Metropolitana. Así, durante los años que siguieron no hubo mayores avances y recién se retomó en 1993, cuando la Comisión contrató un nuevo estudio para la actualización de los inventarios de fuentes fijas registradas en el diagnóstico de 1989, el cual sólo medía niveles globales. Esta actualización permitió constatar cambios en diferentes zonas: en algunas calles del centro, con la construcción de algunos paseos peatonales, la situación había mejorado, mientras que en otras zonas donde se había construido vías de velocidad como la Kennedy, había empeorado.
Evolución normativa
Cuando se hizo el primer estudio, existía en el país escasa normativa en el tema. Fundamentalmente se contaba con el Decreto N° 78 (de 1983) que regulaba el ruido enambientes de trabajo, que establecía dosis máximas permitidas por jornada laboral. Este decreto, sin embargo, tenías bastantes imperfecciones técnicas, tales como: definiciones y procedimientos de medición poco claros lo que hacía difícil de interpretar y de aplicar
Este decreto fue reemplazado por el DS 745 en enero de 1993, sin embargo las dosis máximas permisibles que establece por jornada son exactamente iguales a las del DS78.
El 15 de septiembre de 1999 aparece publicado en el diario oficial el DS 594. Este nuevo decreto incorpora diferencias fundamentales con los anteriores, en particular establece definiciones de tipos de ruidos a evaluar y métodos claros y precisos. Lo más importante es que establece un concepto de dosis basado en el concepto de igual energía, lo cual modifica justamente lo establecido en los Decretos anteriores.
En 1991 salió el Decreto Supremo 122 del Ministerio de Transporte, que pretendía regular niveles máximos de emisión de la locomoción colectiva urbana, pero no se pudo aplicar hasta que fuera reemplazado por Decreto Supremo 129, pues falencias técnicas lo hacían inoperante. Por ejemplo, no establecía claramente los métodos de medición.
Tras la promulgación de la Ley de Bases del Medio Ambiente en 1993, y luego de sus respectivos Reglamentos, se establecen los nuevos procedimientos para la dictación de normas que, entre otras cosas, obliga a una recopilación previa de antecedentes científicos sobre el tema que se va a regular (o contratar los estudios para generarlos si éstos no están disponibles) y a incorporar la participación ciudadana en la discusión. En este contexto surge la primera norma de emisión de ruidos por fuentes fijas: el Decreto 146 de 1997 (que reemplazó al decreto 286) y que actualmente se encuentra en etapa de revisión.
En lo que se refiere al DS 122, CONAMA vio que no era aplicable y licitó un estudio para reestudiarlo. Esto fue hecho por un consultor privado Así se generó el "Anteproyecto de revisión de la norma de emisión de ruido para buses de la locomoción colectiva urbana y rural", que ya ha tomado el cuerpo de lo que es la segunda norma de emisión de ruido a partir de la Ley de Bases del Medio Ambiente DS 129. La nueva norma significará importantes cambios en el ámbito de la locomoción colectiva. Por ejemplo;
Se incorpora la medición de ruido en la revisión técnica de los buses
Se regulan las fuentes que ingresan al parque automotriz, con niveles de exigencias
que aumentarán con el tiempo. Esto, que hasta ahora no era considerado, implicará
nuevas exigencias a fabricantes e importadoras de autobuses.
Aumenta el control de las fuentes existentes.
La importancia dada a este sector del parque automotriz proviene de las estimaciones de que un vehículo pesado, como son los buses, emite la misma cantidad de ruido que ocho vehículos livianos Pero si bien esta norma afecta sólo a buses de la locomoción colectiva urbana y rural, es previsible que más adelante se regule en forma similar a los vehículos livianos, como está ocurriendo en otros países.
Aparte de las normas y decretos mencionados, existen más de 40 normas INN que sirven como orientaciones técnicas en materia de acústica ambiental, y que se están incrementando a gran rapidez.
Por último, cabe destacar que se detecta hoy una mayor preocupación por este tema a nivel municipal. Dado que no es factible que cualquier municipio cuente con expertos en los temas acústicos, CONAMA elaboró una "ordenanza tipo" sobre ruido para que cada comuna la use como referencia para adaptarla a su realidad local.